.post blockquote { width:275px; margin: 10px 0 10px 50px; padding: 10px; text-align: justify; font-size:15px; color: #e1771e; background: transparent; border-left: 5px solid #e1771e; } blockquote { border-left:3px solid #CCCCCC; color:#776666; font-style:italic; padding-left:0.75em; } Fusilados de Torrellas: enero 2010 http-equiv="Content-Type" content="text/html; charset=UTF-8" />

Vinieron de muy lejos (I). Brigadistas argentinos en la Guerra Civil Española.

Voluntarios argentinos en un tren. Foto de Frank Cappa. Imagen de la web del diario Público.es

Dedicado a Francisco, Lux Aeterna, mi buen amigo argentino.
Él ya sabe por qué.



Nadie sabe las razones que pueden llevar a una persona a decidir abandonarlo todo y entregar la vida por una causa a miles de kilómetros de su país.En 1936 comenzaba la Guerra Civil Española y muchos argentinos decidieron que tenían que estar allí. En el frente. Combatiendo. Muriendo. Fueron más de 600 cuyos nombres y apellidos, cuyos rostros, cuyos oficios… sólo hace bien poco tiempo que han sido publicados.

Hoy contaré la historia de unos héroes injustamente olvidados, de hombres y mujeres que un día decidieron luchar contra el fascismo allí donde estuviera y que la vida no merecía la pena si no se la jugaban por una idea.


Micaela Feldman de Etchebéhère, capitana argentina, que comandó una columna del POUM. Imagen del blog de Marta Zabaleta
En Argentina, la guerra civil tuvo una amplia repercusión interna, viviéndose como si transcurriera dentro de sus fronteras. La comunidad española era gigantesca, porque desde fines del siglo XIX llegaron al país millones de inmigrantes españoles que buscaban mejorar sus condiciones de vida o escapar de persecuciones políticas.

La colectividad de origen español y la población argentina en su conjunto se alineó en bandos diferentes, tomando partido por una u otra facción de la contienda, aunque mayoritariamente a favor del bando republicano. Más ambigua fue la actuación de los gobiernos argentinos de la época, poco proclives al gobierno legítimamente constituido. Ésta fue la constante en la mayoría de países latinoamericanos: el pueblo estaba con la República y los gobiernos con Franco.


La Avenida de Mayo, con sus cafés, centros de reunión, comercios y teatros, se transformó en un escenario de manifestaciones y rencillas entre los partidarios de ambos bandos que se demarcaban en dos bares, situados uno frente al otro, en las esquinas de la avenida y de la calle Salta. En el bar “Español” se encontraban los franquistas y en el “Iberia”, los republicanos. Muchos recuerdan que, a la caída de la tarde, se esperaban ansiosamente las noticias del día. Y que en más de una ocasión hubo más que palabras entre unos y otros.


El bar Iberia, en la esquina de Avenida de Mayo y Salta, "sede" de los republicanos españoles en Argentina. Sus mesas guardan el recuerdo de Federico García Lorca y Margarita Xirgú, entre otros grandes artistas. Imagen de la web Panoramio
Mientras los ganaderos y la Iglesia argentina presionaban al gobierno para que reconociera a Franco, apoyados por algunos diarios como “El Pueblo”, los republicanos iniciaron, junto a los socialistas y comunistas locales, una activa campaña de solidaridad.

Había más de 200 comités de la Federación de Organizaciones Amigas de la República Española (FOARE), desde la que se lanzaron estampillas solidarias, bonos, se organizaron festivales… Durante el invierno, las mujeres tejían pasamontañas, bufandas y calcetines para los milicianos que peleaban cruzando el mar. Los obreros donaban una parte de sus sueldos. La FOARE envió leche en polvo para los niños, mantas para los combatientes de Madrid y de Teruel, jabón, bacalao, harina, carne…


El Luna Park, tradicicional estadio cubierto bonaerense, visto desde la calle Bouchard. Cercano a la conocida calle Corrientes, en él se han venido realizando actividades artísticas y deportivas desde su fundación en 1931. También Libertad Lamarque, famosa actriz y cantante argentina, dio allí recitales a beneficio de la República Española. Imagen de la web WikiPedia
Pero hacía falta más. Por eso, muchos decidieron partir hacia la línea de fuego. Los brigadistas argentinos integraron el segundo mayor contingente de voluntarios latinoamericanos en defensa de la República, sólo superados por los cubanos, unos 1.200.

El menor tenía 17 años; el mayor, 55; la mayoría andaba por los veinte. Eran en gran parte comunistas, porque la Internacional Comunista había organizado las Brigadas Internacionales, pero también había anarquistas, socialistas, o simpatizantes republicanos
sin partido. Campesinos y obreros en su mayoría, casi ninguno contaba con experiencia militar la cual recibieron, una vez en España, en una base en Albacete.

Brigadistas Internacionales recién llegados a Albacete. Imagen del blog Albacete Fotos
Los argentinos fueron destinados a brigadas de españoles, de latinoamericanos o de otras nacionalidades, porque no reunían la cantidad suficiente para tener su propio batallón, como sí ocurrió con ingleses, norteamericanos, franceses, belgas, polacos, y otros. De los latinoamericanos, además de los mencionados cubanos, los mejicanos fueron de los más numerosos.

Quizá por esa razón cayeron en el olvido, del que sólo recientemente han sido rescatados por un grupo de historiadores. Mientras que norteamericanos, canadienses y de otras nacionalidades aparecen en todos los listados e investigaciones, poco se ha hablado del papel de los brigadistas latinoamericanos.


Portada del vídeo documental "Esos mismos hombres. Voluntarios argentinos en la Guerra Civil Española". Basado en testimonios de brigadistas argentinos aún vivos, cuenta con cientos de fotografías y es el fruto de años de trabajo de un grupo de historiadores marplatenses (*). Imagen de la web Indymedia Barcelona
Los argentinos lucharon –y murieron- en muchas de las grandes batallas de la Guerra civil. En Brunete, en Belchite, en Teruel, en Madrid…Aunque la batalla que más recuerdan, porque estuvo a punto de dar vuelta a favor de la República, a una derrota que muchos políticos y jefes militares republicanos daban ya por sentada, fue la batalla del Ebro.

La noche del 24 de julio de 1938 los republicanos cruzaron el río en un ataque sorpresa, a nado, en botes, en puentes desmontables y, hasta que en septiembre fueron obligados a retirarse, participaron de una hazaña de voluntad y resistencia que costó decenas de miles de vidas. Muchos argentinos fueron muertos o heridos. Carlos Kern Alemán, uno de los que sobrevivieron, fue elogiado en una orden del día de su unidad "por su brillante actuación en la ofensiva del Ebro y por su valiente actitud y disciplina en todo momento".


Tropas republicanas cruzan el Ebro a la altura de Miravet. Ilustración de Kalvellido a partir de una conocida fotografía de la batalla. Imagen de la web Tlaxcala
El 21 de septiembre, en plena batalla, los combatientes del Ebro recibieron la noticia de que el presidente republicano, Juan Negrín, que apostaba al estallido de la Segunda Guerra Mundial como única alternativa para no ser derrotado por Franco, había ofrendado la retirada de los brigadistas internacionales ante la Sociedad de las Naciones. El 23 de septiembre, más de seis mil brigadistas, argentinos incluidos, tomaron sus cosas y cruzaron el Ebro en sentido inverso, hacia la repatriación.


Les Masies (Tarragona), 25 de octubre de 1938. Estos voluntarios del Batallón Lincoln, supervivientes de decenas de batallas por la República, saludan emocionados, en lo que creen que es su último adiós a la causa por la que lucharon. Todos ellos vienen del Ebro y sus uniformes aún tienen la mugre de las trincheras. En sus rostros adivinamos la dureza de los hechos vividos y, sobre todo, un cierto abatimiento, en este adiós en el que sabían que la República estaba derrotada. Imagen y pie de foto de la web Brigadas Internacionales
Se organizó un multitudinario desfile para despedirlos. Agitando pañuelos, toda la población de Barcelona se lanzó a las calles para decirles adiós. La Pasionaria fue la encargada del discurso final:

“¡Camaradas de las Brigadas Internacionales! La salud de esa misma causa por la cual vosotros ofrecisteis vuestra sangre con generosidad sin límites os hace volver a vuestras patrias a unos, a la forzada emigración a otros. Podéis marcharos orgullosos. Sois la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia. No os olvidaremos, y, cuando el olivo de la paz florezca, entrelazado con los laureles de la victoria de la República Española, ¡volved!”.


Los brigadistas argentinos en el desfile de despedida en Barcelona. Imagen de la web Barcelona Gallery
No volvieron... La República fue derrotada y el franquismo gobernó España durante casi 40 años. Desde Cataluña, 197 argentinos y muchos brigadistas internacionales que habían venido de todo el mundo a combatir por la República, tomaron a pie el camino de los Pirineos, el camino del exilio. Se marchaban con el corazón encogido, entristecidos por “dejar la guerra antes de tiempo”, por dejar abandonados a sus hermanos españoles librando en las orillas del Ebro la última gran batalla contra el fascismo.

Tras la derrota republicana, la mayor parte se exilió en Francia y progresivamente se repatrió a Argentina, aunque muchos quedaron en campos de concentración franceses o en cárceles españolas. Los que regresaron a Argentina enfrentaron acusaciones y procesos judiciales aunque parece ser que nunca fueron sentenciados.


Brigadistas argentinos en el campo de concentración francés de Saint Cyprien. Imagen de la web Retalls de Cultura
Muchos se integraron en asociaciones de veteranos vertebradas en torno al Centro Republicano Español y mantuvieron su lucha contra el franquismo y en defensa de la liberación de sus compañeros presos. De hecho, tres brigadistas argentinos Luis Alberto Quesada, Juan Arhaucet y Manuel Villar, fueron condenados a muerte o cadena perpetua por la dictadura y liberados por intermediación del gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) ante el régimen franquista.

Las vidas de aquellos valientes no han tenido el reconocimiento que merecían. Dieron la vida por ayudar a la República Española y al pueblo español. Son parte de la historia de su país y del nuestro. Por eso merecen nuestro más emocionado homenaje.


Éste es el modesto intento de este blog.


En su memoria, ¡Salud y República!




Fuentes documentales


Bibliografía y publicaciones en .pdf


- Casas, S. La guerra civil española y el antifascismo en la Argentina (1936-1941). Los baleares y la ayuda a la República. UIB. Fundació Càtedra Iberoamericana, Palma de Mallorca, 2005.
- De Currea-Lugo, V. América Latina y la Guerra civil Española.

Prensa digital


- "La Guerra Civil Española y la sociedad argentina: una encrucijada de la memoria". Artículo de M. Rapoport para el diario Hoy, 19-07-06

- "Entrevista al coautor del libro Voluntarios Argentinos en la Guerra Civil Española". Artículo de M. Cantero para Tribuna Latina.

- "La Embajada en Buenos Aires organiza un acto de recuerdo del 70 aniversario del inicio de la Guerra Civil". Artículo de L. Vellés para España Exterior

- "Buenos Aires rinde homenaje a Fanny Edelman, memoria viva de los
brigadistas latinoamericanos". Artículo de M. Marín para La Región, 29-10-08
- "Los argentinos y la Guerra Civil Española. Los años de la metralla". Artículo de M. Sánchez para el diario Clarín, 14-04-96

- "Guerra Civil española: los argentinos que fueron a pelear contra Franco". Artículo de G. Mochkofsky, para el diario Clarín, 04-06-06.

- "Brigadistas argentinos en la Guerra Civil Española, olvidados de la Historia". Artículo de M. Marín para el diario Público.es, 08-10-08



Webgrafía

- "Buques argentinos en la Guerra Civil Española". Web 24 Flotilla

- "Fanny Edelman, argentina. Ayuda internacional. Socorro Rojo". Web La Guerra Civil Española
- "Discurso de despedida de Dólores Ibárruri, Pasionaria, a las Brigadas Internacionales". Web La Guerra Civil Española

Material audivovisual

- Despedida de las Brigadas Internacionales. Documental de YouTube





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"Fusilados de Torrellas" se hace quincenal.


Cuando en diciembre de 2008 publiqué la primera entrada de este blog, estaba lejos de imaginar que lo que empezaba casi tan sólo como el grito dolorido del nieto de un republicano asesinado en 1936 por los fascistas, cuyo nombre había sido prácticamente borrado de la historia, iba a convertirse en un pequeño tratado de historia sobre la Guerra Civil Española.

Lo digo con toda modestia, pues he repetido en varias ocasiones que no soy historiador y que he aprendido tanto o más que cualquiera de mis lectores cuando he tenido que investigar para realizar las entradas que he escrito, las cuales estoy seguro de que adolecen de muchos errores que un verdadero historiador habría evitado.


También diré que, en compensación, he intentado ser lo más riguroso y lo más veraz posible, sin ocultar en ningún momento mis simpatías por el bando republicano pero intentando no caer en el tono panfletario. Si lo he conseguido, no soy quién para afirmarlo, pero algo querrá decir que mis seguidores no hayan hecho más que crecer y que la cifra de visitas haya pasado recientemente de las 10.000.


Sin duda sois vosotros, mis fieles seguidores y todos quienes me honráis leyéndome los que con vuestros comentarios y vuestros ánimos me habéis mantenido
en pie realizando un trabajo del que estoy enormemente orgulloso y que me ha dado y me da incontables satisfacciones. Por un lado desvelar algunas de las muchas cuestiones que han permanecido ocultas sobre nuestra Guerra Civil. Por otro, conocer a tantísimos de vosotros a los que hoy puedo llamar amigos.

El trabajo necesario para sacar adelante este blog en este año y poco ha ido creciendo de forma exponencial. Paso toda la semana documentándome, visitando bibliotecas, navegando en internet, buscando imágenes, contrastando información


Además, participo en numerosos foros en los que intento que la gente se cuestione y se interese por conocer la verdad de nuestra Guerra Civil. Recibo correos electrónicos de muchas personas, unas solicitando ayuda sobre familiares desaparecidos, otras ofreciéndola, y todas mostrando que a pesar de los pesares el movimiento por la Memoria Histórica es cada día mayor.


Todas estas actividades hasta ahora he podido llevarlas a cabo robándole
horas al sueño pero también restándoselas a mi vida personal y familiar. Pero ha llegado el momento en que tanto trabajo amenaza con engullirme.

Como un periodista que tiene que publicar su noticia a fecha fija, también yo me impuse publicar una entrada a la semana, concretamente los domingos. Podéis creerme si os digo que vivo en tensión continua hasta que veo publicada mi entrada de los domingos, la cual he revisado innumerables veces hasta que considero que está a mi entera satisfacción.


Lejos de poder relajarme, casi de inmediato tengo que ponerme a preparar la siguiente, pues el tiempo vuela y el domingo llega enseguida.


Algunas veces ha pasado por mi cabeza la idea de abandonar. Pero siempre hay algunos de vosotros que, quizás porque intuís esos momentos de debilidad, quizás porque vosotros mismos los estéis viviendo, me habéis insuflado aire para continuar.


No, no voy a dejarlo. Pero ha llegado el momento de bajar el ritmo. Por esa razón a partir de ahora sólo voy a publicar dos entradas al mes, aproximadamente una cada quince días y también en domingo a ser posible.

Con esta nueva periodicidad espero que podré compaginar un triple compromiso:


• Hacer honor a la memoria de mi abuelo y de sus compañeros, los Fusilados de Torrellas y de todos los que fueron víctimas, de una forma o de otra, por haber defendido los ideales de la II República Española frente a la barbarie fascista.


• Llevar hasta vosotros el testimonio de los que, por miedo, no pudieron hablar en la larguísima noche de la dictadura y que, en aras de una generosa reconciliación, tampoco pudieron hacerlo en los años de la transición.


• Poder visitar y participar más a menudo de lo que he venido haciendo en vuestros blogs en justa reciprocidad a vuestra presencia en el mío.


Gracias a todos por vuestro apoyo y por estar ahí. Espero, de verdad, poder seguir contando con todos vosotros en esta nueva etapa que para mi significa un verdadero respiro y un alivio en una tarea que voy a seguir llevando a cabo con toda la ilusión y las mismas ganas que hasta ahora.


Un abrazo para todos.



Procedencia de las imagenes

La niña de las imágenes era hija de refugiados madrileños en Barcelona, los cuales se encontraban en una iglesia de la capital catalana. Fue fotografiada en 1939, casi al final de la guerra, por Margaret Bourke-White. Considerada una de las mayores innovadoras en el campo de la fotografía, Bourke-White fue la primera mujer fotógrafa corresponsal de guerra. Sus fotografías son enormemente conocidas y han sido reproducidas cientos de veces.
Estas en concreto fueron publicadas en Life, aunque han sido tomadas de la web Todos los Rostros.

Próxima entrada:
Domingo, 31 de enero



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El tren de los heridos (Miguel Hernández)


Tren hospital republicano transportando a heridos del frente de Teruel. Los soldados están calientes y tranquilos. El tren, de vía ancha española, era confortable y espacioso. Los trenes hospitales llevaban en el techo la Cruz Roja, lo que no fue óbice para que fueran atacados por la aviación rebelde en varias ocasiones. Imagen y pie de foto de la web S.B.H.A.C., Memoria Republicana


Miguel Hernández conoció de primera mano las batallas de la Guerra Civil. Alistado en el Quinto Regimiento, participó en la defensa de Madrid, en Andalucía, en Extremadura y en Teruel. En todas ellas pudo ver el drama de los heridos por fuego enemigo. En Teruel además, fue testigo de las numerosas bajas por enfermedades pulmonares y congelaciones.


“El tren de los heridos” pertenece al poemario “El Hombre Acecha”, escrito por Miguel con la desesperanza del que ve que ya el signo de la guerra le es adverso. Es el tren del dolor, un tren silencioso, que atraviesa la noche como una procesión espectral y que sólo se detiene en los
hospitales.

El tren de los heridos

Silencio que naufraga en el silencio
de las bocas cerradas de la noche.
No cesa de callar ni atravesado.
Habla el lenguaje ahogado de los muertos.

Silencio.
Abre caminos de algodón profundo,
amordaza las ruedas, los relojes,
detén la voz del mar, de la paloma:
emociona la noche de los sueños.

Silencio.
El tren lluvioso de la sangre suelta,
el frágil tren de los que se desangran,
el silencioso, el doloroso, el pálido,
el tren callado de los sufrimientos.

Silencio.
Tren de la palidez mortal que asciende:
la palidez reviste las cabezas,
el ¡ay! la voz, el corazón la tierra,
el corazón de los que malhirieron.

Silencio.
Van derramando piernas, brazos, ojos,
van arrojando por el tren pedazos.
Pasan dejando rastros de amargura,
otra vía láctea de estelares miembros.

Silencio.
Ronco tren desmayado, enrojecido:
agoniza el carbón, suspira el humo
y, maternal la máquina suspira,
avanza como un largo desaliento.

Silencio.
Detenerse quisiera bajo un túnel
la larga madre, sollozar tendida.
No hay estaciones donde detenerse,
si no es el hospital, si no es el pecho.

Para vivir, con un pedazo basta:
en un rincón de carne cabe un hombre.
Un dedo solo, un solo trozo de ala
alza el vuelo total de todo un cuerpo.

Silencio.
Detened ese tren agonizante
que nunca acaba de cruzar la noche.
Y se queda descalzo hasta el caballo,
y enarena los cascos y el aliento.
Miguel Hernández



Procedencia del resto de las imágenes


2. Blog Neblina
3, 4 y 5. Web The Scented Salamander
6.Web Flickr
7.Web El jergón de Long John Silver
8.Web Tendreams
9. Web Ralphmag











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