.post blockquote { width:275px; margin: 10px 0 10px 50px; padding: 10px; text-align: justify; font-size:15px; color: #e1771e; background: transparent; border-left: 5px solid #e1771e; } blockquote { border-left:3px solid #CCCCCC; color:#776666; font-style:italic; padding-left:0.75em; } Fusilados de Torrellas: marzo 2012 http-equiv="Content-Type" content="text/html; charset=UTF-8" />

Carlota O'Neill, la primera crónica de la Guerra Civil


Carlota O'Neill. Nodo50
Aquella tarde, se rebelaron en Melilla y en otras ciudades del Protectorado Español en el Norte de África, la mayoría de las unidades militares acantonadas en la zona, entre las que se encontraban las Fuerzas de Regulares Indígenas, tropa conformada por soldados de origen marroquí. Uno de sus primeros objetivos militares era el asalto y la toma de la base de hidroaviones de El Atalayón, cuyos oficiales y personal eran conocidos por su lealtad al gobierno del Frente Popular, recién elegido el 14 de Abril de 1936.

El capitán de la base, Virgilio Leret Ruiz, su esposa, la escritora Carlota O’ Neill, y sus dos pequeñas hijas se encontraban de visita en un cementerio moro cuando divisaron en la carretera a un tabor de infantería y a un escuadrón de caballería, los cuales se dirigían en dirección a la base.

Carlota y las niñas regresaron a una draga anclada en la bahía, donde se hospedaban aquel verano hasta entonces idílico. Virgilio y sus dos alféreces, Armando González y Luis Calvo, con un puñado de hombres, organizaron la defensa.

Ante el nutrido tiroteo se unió al asalto otro contingente militar de las Fuerzas de Regulares, comandado por el temible Sid Mohammed Mizzián (*). Sin municiones, sin aviones —sus motores se encontraban en reparación por orden de Madrid— ante la superioridad del enemigo, los aviadores se rindieron. Sin embargo, la defensa de la base de hidros, la única instalación militar en el Protectorado de Marruecos que supo organizar resistencia armada, les causó dos bajas a las tropas golpistas, las primeras de la Guerra Civil española.

Virgilio Leret y sus dos suboficiales fueron pasados por las armas, en una fecha que, se cree, fue al amanecer del 18 de julio.

Carlota y sus hijas quedaron aisladas  en manos del sustituto de su marido, el rebelde capitán Soler. Desesperada, sin apenas noticias de lo que ocurría, Carlota O'Neill se puso a escribir la primera crónica sobre la Guerra Civil: unos cuantos folios en los que la periodista escribió con letra apresurada la cruenta batalla que se libró en la base de Hidros de El Atalayón en Melilla el 17 de julio de 1936.  Y de la que ella fue testigo desde una draga anclada a escasos 200 metros de la base.

Lo que ignoraba es que ella también estaba bajo sospecha.

Cinco días después la separaron de sus hijas y junto a su criada fue encarcelada en el fuerte de Victoria Grande. En medio del desamparo de su injusta prisión,  empezó a gestar la singular obra  Una mujer en la guerra de España, uno de los testimonios personales más valiosos sobre la sublevación del 36, un relato sobre la represión y la malvada necedad de los insurgentes, en el que nos sumerge en el tenebroso mundo carcelario femenino del franquismo.
Fachada principal de Victoria Grande (2001). Sur de Alborán
Confinada en la prisión fue testigo de cómo se torturaba a los hombres, se violaba a las mujeres y se asesinaba a todos impunemente en las cunetas de las carreteras.

O'Neill salió libre en 1941. Su criada, un poco antes. La batalla para recuperar a sus hijas fue ardua. Su suegro las encomendó al Tribunal Tutelar de Menores para arrebatárselas. El padre de Virgilio Leret, militar adherido a los insurgentes, siempre achacó las ideas republicanas y progresistas de su hijo a la influencia de su compañera Carlota, y todos los males posteriores de ella fueron debidos a esa persecución familiar.

Cuando logró que le devolvieran a sus hijas, residieron juntas en Barcelona. O'Neill trató de sobrevivir publicando cuentos, novelas rosa y críticas musicales en diferentes publicaciones con varios seudónimos. No escogió cambiar su nombre por capricho, los “vencidos” eran discriminados y humillados. La delación y el miedo los perseguía.

 En 1949, la madre y las hijas consiguieron embarcarse en el Bailén, buque petrolero que arribaría a Venezuela. Un viaje temerario, puesto que escapaban del Tribunal Titular de Menores a quien pertenecía la patria potestad. En Venezuela O’Neill trabajó en la prensa y en la radio. Allí vio la luz la primera edición de Una mujer en la guerra de España. 

Más tarde se trasladaría a México, país vinculado a la familia de Carlota y optó por la nacionalidad mexicana. Afincada en México hasta el final, allí publicó varias obras de teatro: Circe y los cerdos, Cómo fue España encadenada y Cinco maneras de morir.
O'Neill trabajando en Televisa (Caracas) en 1963. Público

También los libros Romanza de las rejas y Los muertos también hablan; en éste último O’ Neill cuenta los episodios relativos a los planos y memorias de un invento de su esposo, el “mototurbocompresor de reacción continua”, un motor diseñado en 1933 por el capitán, piloto e ingeniero mecánico electricista Virgilio Leret Ruiz.

La invención revolucionaba el empuje, la velocidad y la fuerza de los motores vigentes para la fecha. En plena Segunda Guerra Mundial, Carlota había entregado al gobierno de Inglaterra, a través de su embajada, el invento de Virgilio, con el propósito de ayudar a los aliados, creyendo honradamente que liberarían a España del fascismo.

Las nietas de O’Neill recuerdan que nunca en su vida su abuela habló de sus penurias, de sus años de prisión, ni de la cruel posguerra. Para vivir, cerró como pudo las heridas. Su legado, las publicaciones de una maravillosa escritora y periodista, da fe de ello.

Carlota O’Neill fue testigo del levantamiento de las tropas rebeldes en África contra el gobierno de la República y desde la prisión de Victoria Grande, fortaleza construida en 1736, describe la persecución sanguinaria contra civiles, políticos y militares, pero, sobre todo, nos introduce en la vida de las mujeres presas por el franquismo.

Fue una mujer libre, intelectual y republicana. 

Fue la primera cronista de la Guerra Civil.



(*) Ver, en este mismo blog, "Grandes asesinos fascistas (II). Ben Mezzian y los moros de Franco"


Fuentes documentales

Bibliografía


CASANOVA, J. Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco. Crítica, Barcelona, 2010.
GONZÁLEZ DE SANDE, M. La imagen de la mujer y su proyección en la literatura,  la sociedad y la historia. Arcibel Editores, Sevilla, 2010.
O’NEILL, C. Una mujer en la guerra de España. Oberon, Madrid, 2003
O’NEILL, C. Romanza de las rejas. Costa-Amic, Mexico, 1977..
PRESTON, P. El holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después. Random House Mondadori. Barcelona, 2011.
TORRES, R. Desaparecidos de la guerra de España. La Esfera de los Libros, Madrid, 2002.

Prensa digital
  • “Carlota O’Neill cuenta su experiencia en la guerra de España”. El País, 15-06-1979.
  • “La primera crónica de la guerra”. K. Orozco. Público, 17-07-2010.
  • “Carlota O’Neill, testimonio de la represión franquista”. M.J. Esteso. Diagonal, 19-04-2010.
  • “La memoria dolorida de Carlota O’Neill. Relato de una periodista republicana en la cárcel franquista”. I. de la Fuente. El País, 12-12-2004.
  • “Libre, intelectual y republicana”. K. Orozco. Público, 17-07-2010.
Webgrafía
Material audiovisual
  • Virgilio Leret, el Caballero del Azul. Documental  emitido por RTVE el 13 de marzo, al que ya no se puede acceder por “restricciones de derechos”.

Leer más...

Los héroes olvidados de El Atalayón y Sania Ramel

 Virgilio Leret junto a un Breguet XIX. Ohmynews
Son las cinco de la tarde del viernes, 17 de julio de 1936. Un grupo de tropas moras de Regulares, apoyadas por una sección de infantería, las primeras unidades del ejército de África que iniciaban la sublevación, se lanzan al asalto, por sorpresa, de la base de hidros de El Atalayón, próxima a Melilla.

Con la mayoría de la tropa de permiso y los motores de los hidroaviones desmontados para una revisión mecánica, están seguros de no encontrar oposición. Sin embargo, el jefe accidental de la base, el capitán de aviación Virgilio Leret Ruiz, revólver en mano, les ofrece fuerte resistencia.

Leret consigue que algún personal le secunde y resisten durante tres horas, contra un número de tropas asaltantes muy superior, hasta acabar la munición.

Es en ese momento cuando el capitán Leret sale al exterior y arrojando el arma al suelo rinde la posición, asumiendo para sí toda la responsabilidad. "Yo soy el jefe y estos hombres se han limitado a seguir mis órdenes".

Un gesto gallardo pero también vano. Los rebeldes le fusilarán, semidesnudo y con un brazo roto,  con dos de sus subordinados, los alféreces González y Calvo, seis días después sin formalización de causa.

Hidroavión Dornier Wall como los que se encontraban en la base de El AtalayónForoaviones
Así terminaba la primera batalla de la Guerra Civil Española, que arrojó el balance de varios heridos leves en ambos bandos y las dos primeras bajas, ambas de los soldados atacantes.


La historia oficial afirma que Leret, los alféreces y otros suboficiales fueron ejecutados al amanecer del 18 de julio, momento en el que se iniciaba la sublevación en buena parte de la península.

Esta versión de los hechos se contradice con la extraoficial que circuló por Melilla –plasmada en las memorias de la esposa de Leret, Carlota O’Neill- en la que se afirma que serían encarcelados en el fuerte de Rostrogordo y fusilados el 23 de julio.

Los cadáveres serían enterrados en una fosa común, según la versión de los sublevados. Pero en la actualidad aún no se conoce el lugar donde descansan los restos del capitán Leret y de sus compañeros, considerados por muchos los primeros fusilados de la Guerra Civil.




Virgilio Leret junto a su esposa, Carlota O'Neill, y sus hijas. Nodo50
La tragedia no terminó aquí para la familia del capitán. Su esposa fue encarcelada durante cinco años tras un simulacro de juicio donde perdió la patria potestad de sus hijas, que fueron internadas en un orfanato.

Leret fue una víctima más de la guerra civil, sí, pero una víctima muy singular. Nacido en Pamplona en 1902, fue militar, aviador e ingeniero, además del inventor de uno de los primeros motores a reacción. Si bien no puede afirmarse rotundamente que idease el primer motor a reacción, su "Mototurbocompresor de Reacción Continua" fue coetáneo, si no anterior, de los de sus colegas Hans von Ohain o Frank Whittle, quienes se llevaron la gloria del hallazgo.

De no haber sido por la Guerra Civil, quizá ese honor habría correspondido también al capitán Virgilio Leret.

Al caer la tarde del 17 de julio, las noticias de lo ocurrido en El Atalayón, de la sublevación en Melilla y de la detención del general Gómez Morato, máxima autoridad militar, llegaron a oídos del comandante Ricardo de la Puente Bahamonde, primo hermano de Franco y jefe de las Fuerzas Aéreas con base en el aeródromo de Sania Ramel, a escasos kilómetros de Tetuán.

Comandante Ricardo de la Puente.  Estación Orán-Wahrán
Aunque se habían criado como hermanos y Ricardo había conseguido también como su primo Francisco los más altos logros de su carrera militar en  África, se empezaron a distanciar tras la revolución de Asturias de octubre de 1934. Reprimida por el propio Franco, De la Puente Bahamonde fue destituido fulminantemente de su puesto por apoyarla. Es conocida la frase que Franco dirigió a su primo Ricardo en una de sus muchas discusiones: "Un día voy a tener que fusilarte".

El aeródromo de Sania Ramel fue el primero que se construyó en el protectorado español de Marruecos. Una vez iniciada la sublevación y, dada su proximidad con Tetuán, propició que fuese elegido para el aterrizaje de Franco a bordo del "Dragon Rapide", habida cuenta que el aterrizaje en Tánger, destino inicial, era peligroso, pues la autoridades republicanas esperaban su llegada.

No es arriesgado suponer que  Franco, perfecto conocedor de la ideología de su primo, sabía que éste no cedería con facilidad a las presiones y sería necesario tomar el aeródromo por la fuerza.

De la Puente tampoco tiene dudas de que esa misma noche será atacado el aeródromo, por lo que toma medidas para retrasar, lo posible, la entrada de los hombres de Yagüe, acuartelados en Dar Riffie. Con este objetivo, detiene a varios oficiales comprometidos con la sublevación y, con los veinticinco hombres leales que le quedan, organiza la defensa.

Aeródromo de Sania Ramel. Rojo y Azul
Envía a uno de sus capitanes con varias camionetas por la carretera de Ceuta, para que las haga volcar en un puente cercano, impidiendo el paso de las tropas amotinadas. Hace iluminar la carretera con los faros del resto de vehículos disponibles e instala cuatro ametralladoras sobre una torreta de la base.

Madrid le ha asegurado que mandan varios aviones de refuerzo y que debe resistir a toda costa.

A las dos de la madrugada, ya del 18 de julio, recibe una llamada del jefe de la sublevación en Tetuán, el teniente coronel Sáenz de Buruaga. Si De La Puente no depone su actitud, una columna de artillería y tropas de regulares cercarán el aeródromo.

Los aviones de Madrid siguen sin llegar, pero De La Puente se mantiene firme. «¡Tendrán que pasar por encima de los que defendemos al gobierno legal en este momento! ».
Las fuerzas atacantes tienen mucha precaución en no dañar la pista de aterrizaje, que será utilizada en pocas horas por el avión que trae a Franco.

En menos de media hora empiezan a registrarse los primeros heridos entre los escasos hombres de los que dispone De La Puente. El comandante no tarda en comprender que los aviones prometidos no van a llegar nunca y  que resistir sólo servirá para aumentar el derramamiento de sangre.

 Antes de entregarse, no obstante, ordena a sus hombres que averíen varios aviones Breguet XIX, rompiendo sus depósitos de gasolina, radiadores y las ruedas del tren de aterrizaje para que no puedan ser utilizados por los sublevados.

Fortaleza de Monte Hacho, en Ceuta. Amigos del Peñón de Vélez de la Gomera

A las 05.15 horas de la madrugada del 18 de julio, enarbola un pañuelo blanco y entrega su pistola al comandante de los sitiadores. Él y todos sus hombres son detenidos y trasladados a la fortaleza del monte Hacho de Ceuta.

Tras un simulacro de juicio en el que es acusado, paradójicamente, de “traición” por los que han traicionado su juramento de defender a la República, el comandante De la Puente Bahamonde es fusilado el 4 de agosto de 1936, en los muros exteriores de la fortaleza.

Franco tiene en sus manos la posibilidad de indultarle. Debe de pensar que cualquier condena que no sea la ejecución sera considerada un signo de debilidad, pero firmar la sentencia de un familiar tan cercano puede ser inquietante. Y no lo hace. Decide ceder su firma al segundo jefe, Luis Orgaz, quien la rubrica.

Así puede lavarse las manos y cumplir el viejo augurio que le había hecho a su primo.

Plano del motor a reacción diseñado y patentado por Virgio Leret. Sol y moscas
Virgilio Leret y Ricardo de la Puente fueron de los primeros muertos de la Guerra Civil. No sólo fueron eliminados físicamente por los golpistas de Franco. También trataron de borrarlos de la historia.

Además de ser militares muy condecorados, Leret fue además un brillante ingeniero que patentó el motor a reacción. El primer reconocimiento que obtuvo del Ministerio de Defensa  fue en 1999. La revista "Aeroplano" reconocía su aportación a la aeronaútica española pero ocultaba que murió fusilado por ser un fiel servidor de la República.

Tanto Leret como De la Puente estaban en el punto de mira de los golpistas que traicionaron  su deber de defender el orden legalmente constituido. El primero  fue arrestado en varias ocasiones, en 1931 y 1934, por su negativa a perseguir a los aviadores que tiraron panfletos republicanos durante la sublevación del Cuartel de Cuatro Vientos.

La universidad de Oviedo, arrasada en 1934 por los bombardeos gubernamentales.  Lne.es
En cuanto al  comandante De la Puente, era un militar muy significado no sólo por sus ideas republicanas, sino también por sus simpatías con el movimiento obrero. En octubre de 1934 se había negado a bombardear a los revolucionarios asturianos por lo que fue destituido de su puesto de jefe de la base aérea de León por el propio Franco.

Ambos reúnen méritos suficientes como para ser recordados por las futuras generaciones. Pero son unos auténticos desconocidos en su propio país.

Sirvan estas líneas para homenajear a unos héroes cuyos nombres, junto al de miles de otras víctimas, permanecen injustamente en el olvido.




Fuentes documentales

Bibliografía


  • O’NEILL, C. Una mujer en la guerra de España. Oberon, Madrid, 2003
  • SÁNCHEZ, F. Ceuta y norte de áfrica: república, guerra y represión 1931-1944. Ed. Natívola, Granada, 2004.
  • SILVA, E. y MACÍAS, S. Las Fosas De Franco : Los Republicanos Que El Dictador Dejo En Las Cunetas. Temas de Hoy, Madrid, 2009.
Revistas digitales
  • “El motor a reacción de Virgilio Leret” y “Virgilio Leret. Su vida militar”. M. Cuesta y E. Caballero. Aeroplano, Revista de Historia Aeronaútica. Nº 20, 2002.Madrid, Ministerio de Defensa, pp. 30-47.
  • "Un navarro, ¿inventor del motor a reacción?”. M. Rodríguez. EuskoNews &Media,  nº 203, 14/21-03-2003
Prensa digital

  • “Acabamos de fusilar al capitán”. B. García. Público, 19-03-2011.
  • “Un documental rescata la figura del militar e ingeniero pamplonés Virgilio Leret Ruiz”. A. Oliverira. Noticias de Navarra, 15-03-2011.
  • “No tuve juicio, ni abogado, ni sentencia. Mi familia me sigue buscando”. N. Junquera. El País, 14-06-2010.
  • “Vuelo truncado hacia el horizonte”. R. Fraguas. El País, 04-04-2008.
  • "El primo al que Franco ejecutó". F. Sánchez. El Mundo, 18-07-2004.
  • "Los aviones del primo de Franco no bombardeaban". J. Rodríguez. Lne.es, 08-10-2009.
Webgrafía

  • "Virgilio Leret (Melilla, 17 de julio de 1936)". Sol y moscas
  • "El Atalayón y Sania Ramel. La Aviación que resistió a la sublevación en el Protectorado". Blasco de Avellaneda
  • "Toma del aeródromo de Sania Ramel". Rojo y Azul
Material audiovisual

  • “Quince artistas ponen voz a las víctimas de la dictadura franquista contra la impunidad”. Documental de Azucena Rodríguez con la colaboración desinteresada de Pedro Almodóvar, Maribel Verdú, Almudena Grandes, Javier Bardem, Juan Diego, Aitana Sánchez-Gijón, Juan Diego Botto, Carmen Machi, Paco León, Pilar Bardem, José Manuel Seda, Hugo Silva, María Galiana, Juan José Millás y Miguel Ríos. Youtube

Leer más...
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...